“Yo hago lo que usted no puede, y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas”. Esta idea recogida en una de las conclusiones de las jornadas Prest sobre gobernanza organizada por el PNV en Gipuzkoa, ilustra muy bien una de las grandes bases sobre las que hemos construido el progreso económico y social de Gipuzkoa: la colaboración. El nuestro siempre se ha caracterizado por ser un territorio pequeño con gran capital humano, preparado y capaz de hacer frente al futuro de manera colectiva. Hemos sido una sociedad altamente cohesionada en términos de bienestar económico y atención social.
No es de extrañar que haya sido precisamente aquí donde el cooperativismo haya tenido mayor impronta, las ikastolas sus primeras aulas, o los primeros talleres para la plena integración social de las personas con discapacidad a través de su inserción laboral. Gipuzkoa ha sabido que la manera más eficaz de afrontar problemas y retos que nos afectan a todos es, precisamente, sumar esfuerzos y aunar voluntades. La imposición, la ruptura y las decisiones unilaterales son completamente ajenas a esa exitosa hoja de ruta que la sociedad y las instituciones guipuzcoanas han venido trazando exitosamente hasta ahora.
Es precisamente este grado de cohesión logrado en el territorio el que ha permitido que los servicios sociales y, en general, nuestro modelo de bienestar social, hayan alcanzado un nivel de desarrollo que lo coloca como referente europeo y objeto de análisis para muchos. Gipuzkoa se ha caracterizado tradicionalmente por su proactividad en las políticas sociales yha apostado por el partenariado y la colaboración público-privada para ofrecer unos servicios de calidad y diseñar los nuevos retos de las políticas de bienestar social.
El alto número de organizaciones de voluntariado y la creciente profesionalización y especialización existente en Gipuzkoa está en la base misma de nuestro sistema. El trabajo compartido entre administraciones, entidades sociales y empresas, junto a la implicación y la participación de todas ellas, hacen sostenible el sistema desde el punto de vista financiero y generan un valor añadido a la hora de ofrecer una atención de calidad a la ciudadanía y en la búsqueda y aplicación de soluciones. Atzegi, Gautena, Gureak, Gurutze Gorria, las residencias concertadas… abundan los ejemplos.
Lamentablemente, este modelo corre el peligro de ser destruido por varios factores. Por un lado, en nuestra sociedad han cobrado fuerza en los últimos años el individualismo, el consumismo y el desinterés por lo público. Se observan tendencias que nos hacen temer que este escenario de cohesión social se está erosionando, y que el contrato social vigente, se encuentra en declive. La caída de la identificación entre la sociedad y las instituciones públicas, y el debilitamiento de las redes sociales, motivados por el creciente individualismo imperante en la sociedad, son síntomas que no podemos obviar.
A ello hay que sumarle que Bildu pretende imponer un modelo socio-económico que nada tiene que ver con los principios y valores de la sociedad guipuzcoana. Su última ocurrencia ha sido la propuesta de Kabia para desde la Diputación romper con el referencial modelo de gestión de las políticas sociales de Gipuzkoa. Una vez más, han preferido no dialogar, ni negociar y menos acordar con el tercer sector el futuro de la gestión de los servicios sociales.
En Zarautz, donde ejerzo mis responsabilidades políticas, hace tres años Caritas puso en marcha Neguetxe, el hogar del frío, para dar cobijo a las personas sin techo. Fue posible por la ayuda de la administración y por los más de 50 voluntarios que participamos para que cada noche los usuarios pudieran comer caliente y dormir en una cama. A día de hoy, el futuro de Neguetxe está en riesgo por la dejadez del Ayuntamiento gobernado por Bildu.
Cegado por su visión bolivariana de la gestión pública directa, la izquierda abertzale olvida que un mayor despliegue de la solidaridad, unos servicios más participativos y una Gipuzkoa solidaria y del bienestar sostenible sólo son posibles con la implicación de la sociedad y con el impulso del capital social, con un enfoque donde las personas adopten actitudes constructivas, sin esperar que únicamente el ayuntamiento o la Diputación sean las que tengan el papel de solucionador de los problemas.
Desde el PNV apostamos por que los servicios sean prestados de forma concertada con el tercer sector y el tejido empresarial, considerándolos a todos los efectos como parte de la red pública, con estándares de calidad definidos desde la administración vasca, concebidos como un derecho de las personas usuarias. Reconocer el valor de la iniciativa social, del voluntariado, en definitiva, de la sociedad civil organizada, es imprescindible en el modelo que reivindicamos. La proximidad al usuario, la participación, la sensibilidad y el buen hacer que aportan estas organizaciones consituyen una aportación esencial.
Gipuzkoa vive un momento crucial. Lo que está sucediendo con los servicios sociales es el reflejo del debate abierto en la sociedad, mucho más profundo aún, sobre el sistema de gobernanza. Las próximas elecciones municipales y forales servirán para contrastar dos modelos de gestión muy distintos. Uno, el que ha venido defendiendo el PNV, y otro, el de los actuales dirigentes de Bildu, que rompe con la esencia misma de Gipuzkoa, basado en la cultura de la imposición, y que busca siempre imponer su visión ideologizada por encima de las necesidades reales y de la voluntad ciudadana.
La sociedad reclama otro tipo de respuestas a problemas acuciantes y graves. Desde hace más de un año hemos puesto en marcha la dinámica Prest, para, de una manera compartida reflexionar, elaborar las estrategias y proponer a la sociedad guipuzcoana acciones concretas para desarrollar nuevo modelo de gobernanza en la Diputación y en los ayuntamientos. La cultura del trabajo, las formas y los modos, determinan fuertemente la manera en que una sociedad se enfrenta a los problemas, cómo aborda y responde a los retos del futuro. Lo que somos y cómo hemos llegado hasta aquí no se puede echar por la borda. Juntos, otra Gipuzkoa es posible.
Artículo de opinión publicado en Noticias de Gipuzkoa el día 2014-10-22