Como es habitual desde hace ya muchos años, El PNV dará inicio al curso político el último viernes de agosto. El mitin veraniego de Zarautz se ha convertido en una cita que genera una gran expectación. Sin embargo, lo que hoy constituye una acto político moderno, mediático, masivo y consolidado, comenzó de forma mucho más humilde, como una reunión organizada por un grupo de mujeres alderdikides para sacar dinero para la construcción y los gastos ordinarios del batzoki. ¡Cuánto debemos a las mujeres en política!
Estas mujeres, aprovechando que Xabier Arzalluz y familia veranean en Zarautz, pensaron en su momento que podría ser una buena idea organizar una cena-mitin para recaudar fondos. Xabier ponía la oratoria, las mujeres se ocupaban de la cena, y el resto de la afiliación se encargaba de montar un escenario, colocar las mesas y vender los tickets para la cena. Somos muchos los que recordamos aquellas toscas vigas de madera que nos facilitaba el Ayuntamiento -eso y nada más- para montar el armazón del escenario, los sudores que nos costaba, y las exiguas condiciones de seguridad que hoy en día espeluznarían a cualquier técnico en prevención de riesgos.
Xabier y su mujer Begoña no lo dudaron. Su respuesta fue estupenda, y su carisma hizo el resto. Aquella idea surgida en un café con pastas de las mujeres alderdikides tuvo tal éxito que terminó convirtiéndose en el arranque oficioso del curso político en Euskadi tras las vacaciones de verano. Hoy todo se ha profesionalizado. Se cuida hasta el último detalle: iluminación, sonido, espacio para la prensa, conexiones, logística… Atrás quedaron los viejos fluorescentes, aquel sonido mediocre y ese escenario de madera que crujía y chirriaba como si fuera a venirse abajo en cualquier momento.
Aquel mitin-cena tenía como objetivo ayudar a abrir un nuevo Batzoki, el número 10 en la historia de Zarautz, porque tras la escisión Eusko Alkartasuna se ‘quedó’ con el inmueble de Lizardi Antzokia. Inmueble que tras años de pleitos hemos recuperado, dándonos la razón los tribunales. Pello Urizar conoce bien esta historia. Sabe perfectamente que los batzokis se han construido con el esfuerzo, las horas de trabajo desinteresado y la aportación económica de muchos afiliadas y afiliados. Lógicamente los ingresos conseguidos por el mitin no eran suficientes. Para poder tener un batzoki en condiciones tras la escisión, y con el partido en cuadro y habiendo deambulado por distintos locales, hubo jeltzales que tuvieron que suscribir créditos personales con los bancos poniendo en riesgo su patrimonio.
Sin embargo, tanto Urizar como los dirigentes del PP, de la mano en esta cuestión -la política hace extraños compañeros de cama-, han preferido hacer daño a miles de abertzales, sembrando una vez más la sospecha de forma gratuita, malintencionada, y sin ofrecer prueba alguna. Una política del ‘todo vale’ cada vez más habitual, que está pudriendo los cimientos de la política y que amenaza con emponzoñar las relaciones entre partidos y la salud misma del sistema democrático.
PP y EA atacan a un partido, el nuestro, que recien cumplidos los 119 años en 2015, y a una institución, los batzokis, enraizadas en nuestra sociedad desde mucho antes de que ellos y sus partidos existieran. El batzoki de Zarautz cumplirá 110 años el año que viene, habiendo sobrevivido a todo tipo de vaivenes políticos y económicos y siendo testigo y partícipe de la historia y cultura de nuestro pueblo. El PNV ha tenido en ese tiempo un total de once locales en Zarautz. En 1919 padeció el cierre con la ilegalización de nuestro partido en la dictadura de Primo de Rivera. El 7 de febrero de 1934, y viendo la que se avecinaba, se creó una sociedad, Erri-Aldez, para dar cobertura legal al batzoki y sus actividades, con un capital de 100.000 pesetas suscrito por 16 afiliados y simpatizantes.
No fue suficiente, ya que con la Guerra Civil y al ocupar las tropas franquistas Zarautz, el 20 de septiembre del 36, el edificio del batzoki y el Lizardi Antzokia fueron inmediatamente requisados y tomados como botín de guerra, pasando a ser utilizados como almacén de material bélico, o sede de Falange y de las JONS. En los años 50, el Gobierno de Franco sacó parte de las propiedades a subasta pública en Madrid, siendo adquiridas por hombres de paja del Franquismo en una operación diseñada para apoderarse del botín requisado en la guerra, sabedores de que pertenecía al PNV -a través de la ya mencionada Erri-Aldez-. Se pretendía hacer cada vez más difícil desenredar el lío y asignar las responsabilidades del expolio.
Mientras tanto, la parte del edificio correspondiente al batzoki, utilizada por el Gobierno de Franco para distintos servicios, fue poco a poco abandonada por falta de cuidados, hasta el punto de ser declarada en ruinas por el Ayuntamiento en 1976. No fue hasta un año después cuando las propiedades fueron devueltas. Nuestro partido no ha recibido compensación ni indemnización alguna por el saqueo de su sede en 1936 y su no-devolución hasta 1977. Costo años de trabajo y litigios volver a poner todo en orden, hasta la escisión de 1986 y la ‘apropiación’ por parte de Eusko Alkartasuna del local, declarada ilegal en los juzgados.
Paradojas de la vida, los que hoy son herederos políticos de quienes derrocaron un regimen democráticamente elegido en el 36, robando y matando por doquier, y los responsables del partido que se hizo con lo que no era suyo en Zarautz en 1986, no tienen empacho en poner en duda nuestra honradez al alimón. Una actitud propia de quienes desconocen lo que es el valor del compromiso y el amor hacia nuestro pueblo. Sin embargo, la historia es la que es y la gente no es tan fácil de manipular como ellos quisieran.
En el PNV de Zarautz estamos muy orgullosos de nuestra trayectoria política. Ahora que estamos en plena organización del mitin de este año con Andoni Ortuzar y Joseba Egibar, miramos con admiración la foto que cuelga en la entrada de nuestro batzoki, inaugurado en 2009. Es el retrato de una comida de Xabier Arzalluz con las mujeres del partido, celebrada antes de dar Xabier el que fue su último mitin en nuestro pueblo. Ellas son y serán siempre referentes para cualquier abertzale. También el espejo en el que deberían mirarse Urizar, Oiarzabal, Llanos y compañía.
Artículo publicado en Noticias de Gipuzkoa el 2014-08-13