Todos tenemos marcadas en rojo en la agenda fechas señaladas, llenas de recuerdos y vivencias que nos emocionan y nos hacen sentir algo especial conforme se acercan. Para la afiliación y simpatizantes del PNV una de ellas es el último domingo de septiembre: el Alderdi Eguna. Tras las vacaciones de verano, llega el momento de reencontrarse con amigos, amigas y militantes para, en un ambiente festivo, reafirmar y reforzar el sentimiento de pertenencia a un pueblo y la aspiración de construir un futuro propio basado en la libertad, el progreso y la justicia social, ejes del pensamiento político abertzale.
El lema “Batasuna eta indarra” (Unidad y fuerza) fue el slogan elegido para la primera edición que se celebró en 1977, en el idílico entorno de San Miguel de Aralar. Miles de abertzales llegados en cientos de autobuses desde todos los rincones de Euskadi respondieron a la convocatoria. Se constataba que la idea de organizar un evento de esta naturaleza respondía a una clara pulsión social, a la necesidad de juntarse, cerrar una etapa de oscuridad, abrir las puertas a la ilusión y configurar un liderazgo abertzale sólido, en un momento -el de la recién inaugurada y tambaleante democracia- en el que todo estaba por hacer. Una avioneta con una gran ikurriña sobrevoló los alrededores de la sierra para sorpresa de muchos y muchas, simbolizando el inicio de un nuevo tiempo. “Todos bajamos de Aralar distintos a como habíamos subido”, coinciden los testimonios de entonces.
Aralar, Aixerrota, Itziar, Aiegi, Salburua o Getxo han sido escenarios de una celebración política sin parangón en Europa. Son muchos los recuerdos que atesoramos quienes, año tras año, acudimos al encuentro. De txikis participábamos en juegos, bajábamos de la ‘txirristra’ de una gran ballena, o aplaudíamos con fuerza a los burukides de todos los batzokis y representantes institucionales en el paseíllo, que hoy se sigue organizando al son de txistularis y tuntturros. Los encuentros y charlas de Xabier Arzalluz con los jóvenes de EGI en Salburua fueron claves en nuestra formación, inspiración y crecimiento, siempre con la apuesta por las vías políticas y democráticas como cimiento.
Lo que hoy resumido en un tweet sería “euskara y tecnología” ejemplifica bien lo que Arzalluz pretendía inculcarnos: que no hay construcción nacional posible sin respeto a los derechos humanos, ni sin desarrollo social y económico. “Son las dos caras de la misma moneda”, nos insistía, animándonos a trabajar por una Euskadi libre en una Europa de los pueblos. Y nos explicaba que la forma de conseguirlo era utilizando más el euskara, poniendo nuestro grano de arena para hacer del nuestro un pueblo tecnológicamente avanzado y moderno, con una industria fuerte y renovada, sin dejar a nadie atrás, apostando por la solidaridad, la cohesión social y la justicia social. Un ideario que, décadas después, sigue plenamente vigente y constituye la columna vertebral de nuestro proyecto político.
Recuerdo cómo, en aquellos diálogos, le transmitíamos nuestras reivindicaciones de la época, como era el antimilitarismo. No queríamos hacer la mili, defendíamos una educación euskaldún en la universidad y en la formación profesional, reclamábamos una sociedad más igualitaria y la posibilidad de tener un trabajo digno y de calidad. Y todo ello se desarrollaba mientras otros jóvenes de nuestra quinta se dejaban seducir por el camino de la violencia y tenían como ‘leitmotiv’ el ataque por tierra, mar y aire a las instituciones que representaban el autogobierno.
Hoy parece que todo es diferente. Donde antes había avioneta, hoy hay drones y móviles para captar imágenes; los mítines del presidente del EBB, Andoni Ortuzar, y del lehendakari Urkullu se pueden seguir por streaming y a través de las redes sociales; y el montaje y organización de las txoznas, que antes hacíamos a mano con el trabajo de días, se ha perfeccionado. Ya casi se nos ha olvidado lo que suponía seguir los discursos de los y las burukides, charlar con amigos y amigas, y bailar hasta el atardecer debajo de aquellos plásticos que cubrían las viejas txoznas en las que caía agua a raudales y entraba un viento helador, presagiando que el invierno y el cambio de hora llamaban a las puertas.
Las mejoras y la innovación han traído una nueva manera de celebrar, pero hay una cosa que no ha cambiado: la ilusión y la fuerza de la primera edición. Los batzokis ya tienen todo preparado en Foronda para que personas voluntarias de todas las edades vuelvan a hacer de este Alderdi Eguna una de las fechas más emocionantes del año. Volveremos a reivindicar, en un ambiente festivo, lo que somos y lo que queremos. Somos vascos, mujeres y hombres libres que queremos decidir libremente nuestro futuro. Pese a las incertidumbres, vivimos en un contexto político que nos permite seguir avanzando por un camino lleno de oportunidades, con nuevas alianzas y pactos, gracias a las generaciones anteriores cuyo legado recordamos. El PNV está preparado para liderar este nuevo tiempo y ganar nuevos espacios de libertad, soberanía y mayor capacidad de decisión, que nos permitan seguir haciendo progresar a Euskadi. 46 años después de aquel primer Alderdi Eguna, hoy decimos alto y claro: “Katea ez da eten, Alderdi eguna da batzen gaituen eguna”.
El Diario Vasco. 2023-09-24