«La ciudadanía está realmente enfadada con la poca capacidad de gestión que demuestra Bildu»
¿Qué supone que parte de un pueblo como Legazpi organice una consulta?
Una reacción a la imposición de una manera muy diferente a hasta ahora. Gente de diferente ideología, de movimientos sociales… se ha posicionado de manera pacífica, democrática y civilizada. Ahora, el alcalde no puede continuar imponiendo el puerta a puerta cuando se ha rechazado de manera mayoritaria. No es admisible que en pleno siglo XXI, la ciudadanía vea atónita a un diputado general y los alcaldes de Bildu imponer políticas en contra de la mayoría social y política de un territorio. La izquierda abertzale debe cambiar radicalmente de actitud abriéndose a los demás y respetando la pluralidad de opiniones.
¿A la consulta no le resta legitimidad que se celebrara sin el apoyo de la Administración local competente en la materia?
No, la tiene por cómo se ha organizado, con todas las garantías que en una consulta de este tipo se llevan a cabo. La consulta no solo ha sido un éxito como tal, sino también en sus consecuencias más allá de Legazpi.
¿Qué consecuencias?
La gente le dice a Bildu que no está de acuerdo con lo que plantea ni con su forma de gestionar. La gente se da cuenta de que esa forma es poco transparente, poco eficiente y de que lo defendido por ellos hasta ahora está cayendo totalmente. Se está descubriendo la verdadera cara de gestionar de la izquierda abertzale.
¿La consulta de Legazpi tendría que extenderse a toda Gipuzkoa?
Esas herramientas existen. Cuando la violencia de ETA ha ido desapareciendo y este país decía no a los frentes y a las ilegalizaciones, vimos que era necesario atender a las peticiones del mundo asociativo. La Diputación, así lo prometió Markel Olano, encauzó la participación ciudadana a través de una norma foral. En esta norma, que Bildu no cumple, ya se posibilitan las consultas y se establecen los canales de participación. No es lo que el PNV quiera o lo que Bildu quiera. La ciudadanía, los agentes sociales o la propia Diputación pueden solicitar cuantas consultas quieran.
¿Cómo valora la negativa del PSE a extender las consultas sobre el ‘puerta a puerta’ a todas las localidades de Gipuzkoa?
Es un partido que se encuentra despistado. Conoce bien nuestra posición y liderazgo en relación también a la gestión de los residuos, ya que impulsamos la puesta en marcha de contenedores para la recogida selectiva y el reciclaje a través de los contenedores. Hay que continuar en este sentido y es preciso mejorar el sistema a través de contenedores con chips para saber cómo mejorar la concienciación, establecer campañas de sensibilización más precisas y adoptar medidas correctoras. El PNV lidera esta posición, tal y como hizo en la pasada legislatura el alcalde de Lazkao.
¿Tienen los partidos políticos miedo a las consultas?
Antes que una consulta, el ciudadano pide diálogo entre partidos, apertura y transparencia de las administraciones en cuanto a información, a adjudicaciones… Lo que solicita es que los debates sean objetivos, abiertos… Más que las consultas, la gente pide mayor transparencia en la gestión. Si esto se da, en algún caso se puede ir a la consulta, pero antes se deben dar esos canales que Bildu niega.
¿La gente quiere participar en un proceso o votar en una consulta?
Quiere participar siempre y cuando se le escuche. La gente no aguanta que se le pida ir a reuniones o mesas sectoriales y luego ni siquiera se le atienda.
¿Hay tejido suficiente para lanzar procesos participativos en Gipuzkoa?
«Las consultas no están para decir sí o no de una manera coyuntural a un gobernante sobre una decisión»
Somos referente y el mejor ejemplo es la colaboración público-privada en la gestión de los servicios sociales. Tenemos a Gureak, Cáritas…, importantes ONG, cooperativas, 4.000 asociaciones… Un capital que hay que encauzar. Bildu no ha constituido todavía el consejo asesor para la participación ciudadana de Gipuzkoa, el que elabora el programa que detalla qué planes o programas quiere poner en marcha con la participación directa del tejido asociativo y la ciudadanía de Gipuzkoa. Hay más de 4.000 asociaciones en el territorio, son muchas personas implicadas en iniciativas de todo tipo.
¿Por qué entonces, con ese tejido, no se consulta más?
Pusimos en marcha esta norma foral en 2010 y no nos dio tiempo para desarrollarla (las elecciones fueron en mayo de 2011). Tenemos los instrumentos, las normas y las ordenanzas, tenemos voluntad ciudadana y creo que es un buen momento para que, en un país más normalizado, podamos avanzar asumiendo los errores del pasado y mirando al futuro.
¿El PNV va a activar algún proceso contemplado en esa norma foral?
Como se recoge en esta norma, hemos pedido varias veces que el Gobierno foral presente su programa de participación ciudadana. Se le ha reclamado y no lo ha entregado porque no lo tiene. Dijo en campaña que incluso iba a presentar una nueva norma que apostaría por la democracia directa. No ha presentado nada. Ni respeta lo aprobado, ni aprueba otra norma como prometió en campaña. Falta cultura política para asumir que la participación tiene que estar en el ADN del político.
¿La participación hasta dónde? Porque si sometemos la fiscalidad a consulta, podemos intuir la respuesta.
En principio, cualquier área de la Diputación, incluso los impuestos. Creemos que es importante que haya un consejo social de la participación con aquellos agentes que saben qué supone participar y se les exige una corresponsabilidad, no que digan lo primero que se les pasa por la cabeza. Cuando gobernábamos, había un debate sobre los menores inmigrantes. Imaginemos que unos ciudadanos de un pueblo donde hay un centro de este tipo reclaman una consulta. Ya sabemos el resultado. Ante eso, propusimos un consejo de técnicos que dijera si se puede o no, y cuáles son los pros y los contras, porque con una consulta se pueden violar otros derechos.
¿Por qué los políticos suelen defender más abrir la participación cuando están en la oposición que en un gobierno?
Bueno, el PNV ha demostrado y Markel Olano demostró que creía en la participación. Puso en marcha iniciativas para la promoción de la participación ciudadana y aprobó una norma foral, el procedimiento a seguir. Una norma innovadora y muy comprometida en la implicación de la ciudadanía en el diseño de las políticas. En algún caso, ya había mesas sectoriales, como el Consejo de Mayores. En la pasada legislatura, diseñamos la Azkoitia-Urretxu con los ciudadanos y con cinco ayuntamientos de cinco partidos diferentes: Antzuola, Azkoitia, Bergara, Urretxu y Zumarraga.
Se lo pregunto porque en Pasaia los ciudadanos les reclamaban someter a consulta el puerto exterior y ustedes decían que no…
Hay proyectos definidos estratégicamente y que no tienen vuelta atrás. Por ejemplo, el TAV. Pedir ahora una consulta cuando las cosas están muy avanzadas es un error, sobre todo en proyectos donde agentes como ETA han puesto muertos en la mesa. No estamos en ese punto, sino dando pasos a un país normalizado. En el tema de Pasaia dijimos que estábamos dispuestos a abrir procesos de participación ciudadana en el diseño de la regeneración. Aprobada la Norma de Participación, dijimos que todos los proyectos estratégicos íbamos a abordarlos con procesos de participación.
¿Cree que el Gobierno foral llevará a cabo alguna iniciativa respecto a la norma? ¿Ustedes les van a pedir que se definan?
Nos gustaría que se cumpliera la actual Norma, pero lejos de cumplirla, Bildu ha cerrado las puertas a la participación. La ciudadanía está realmente enfadada con la poca capacidad de gestión que Bildu está demostrando al frente de las instituciones y también con las formas autoritarias que utiliza. No informan cuando ellos no están de acuerdo, no respetan lo que se decide democráticamente en los ayuntamientos, prohíben la asistencia a cursos y a eventos a los miembros de la oposición y además, imponen sus medidas. Es un estilo de gestión autoritario, poco democrático y que la ciudadanía percibe con mucha preocupación.
¿Qué temas cree que son en los que más sencillo sería abrir procesos?
Aparte de los residuos, todo lo que es política social sería interesante. Hay un modelo de gestión en Gipuzkoa que es referente, basado en la colaboración público-privada, donde hay muchas asociaciones e incluso empresas de carácter social que podrían abordar mejor. Sobre todo ahora, que en esta época de altas tasas de paro y situaciones de emergencias de algunos pueblos.
Por ejemplo, ¿se podrían consultar los 600.000 euros destinados a la ikastola de Kanbo?
Las consultas no están para decir sí o no de una manera coyuntural a un gobernante sobre una decisión. Habría que analizar mejor cuál debe ser nuestro compromiso con nuestros vecinos de Iparralde, qué ayuda o trabajo conjunto podemos realizar en el fomento del euskera.