IMANOL LASA ZEBERIO

Y hablando de disimulos, todavía no sabemos qué es lo que ha pasado con la Ponencia del Partido Socialista. Y es que, una semana después de que celebraran su Congreso, nadie ha tenido acceso al documento escrito. Así que no sabemos cómo ha quedado, definitivamente, redactada la parte relativa a pactos de futuro. No es que tengamos dudas sobre lo que vayan a hacer –lo han dejado meridianamente claro: para consolidar el “cambio” necesitan, por lo menos, dos legislaturas y, para eso, necesariamente, tienen que contar con el PP y la Ley de Partidos- pero sí nos provoca curiosidad saber hasta dónde llega su capacidad para intentar engañar al electorado.

Por otra parte, viendo la compenetración y la camaradería que existe entre el PSOE y el PP en Euskadi, parece imposible que en España estén tirándose los trastos. ¡Y vaya si se los tiran! Se los tiran de tal manera que, ahora, la responsabilidad de aprobar los Presupuestos del Estado recae en el PNV. Es el colmo del disparate. Resulta que los dos partidos que, de facto, gobiernan juntos en Euskadi, en vez de hacer un ejercicio de “patriotismo constitucional” y pactar unos Presupuestos adecuados para hacer frente a la crisis, ponen la vista en el PNV –partido al que han desplazado de la Lehendakaritza, a pesar de ser el más votado- y le responsabilizan de lo que pueda pasar con las cuentas en España. Es curioso, los nacionalistas vascos y catalanes no debemos ser necesarios a los ojos del PSOE Y PP para gobernar nuestros propios países y se nos exige responsabilidad en la gobernación de España. Es el mundo al revés.

Y en este punto, merece la pena hacer un análisis de lo que está sucediendo con los Presupuestos del Estado. La situación del señor Rodríguez Zapatero es crítica. Necesita aprobar los Presupuestos porque, de otro modo, se puede ver forzado a adelantar las elecciones, en un momento de debilidad absoluta. Y, como resulta impensable que su socio en Euskadi –el PP- le apoye, recurre al PNV. Ante este envite, el Partido Nacionalista Vasco, haciendo un ejercicio de responsabilidad, le responde que para sentarse a hablar se tienen que cumplir tres requisitos: que se apruebe el blindaje del Concierto Económico en las Cortes españolas, que se realice la transferencia de las políticas activas de empleo en las condiciones que estableció el Parlamento Vasco y que el Gobierno de España devuelva los 456 millones de euros que debe a la Hacienda alavesa. Cabe destacar que estas tres premisas son cuestiones aprobadas por unanimidad en el Parlamento Vasco; es decir, el PSE y el PP han votado a favor de las mismas y, por tanto, no son reivindicaciones del PNV o de los nacionalistas .

Esas son las premisas para sentarse a hablar, no para aprobar los Presupuestos. Y aquí es donde pretenden enredarnos. A la vista de lo que dicen unos y otros, da la sensación de que esas son las condiciones que pone el PNV para aprobar las cuentas de Zapatero y nada más lejos de la realidad. Además, intentan vendernos que la necesidad la tiene el PNV porque no tiene mayoría en las Diputaciones cuando lo cierto es que, con distintas combinaciones, las instituciones forales pueden sacar adelante las cuentas mientras que Zapatero lo tiene harto complicado. La urgencia la tiene Zapatero y pretende trasladarle la responsabilidad al PNV. Pero de eso, nada.

Y esta semana, tendremos una primera entrega de la disposición al diálogo del Gobierno español en el debate y la votación del blindaje del Concierto Económico en el Congreso. Una delegación compuesta por tres parlamentarios vascos van a defender la postura de la Cámara Vasca. Y señalamos esta cuestión porque los parlamentarios que defenderán el blindaje son del PNV, del PSOE y del PP, y resultaría paradójico que estos dos últimos grupos votaran en la Cámara española en contra de lo que han votado en Euskadi. Pero no sería la primera vez. El PP parece que se decantará por la abstención, por eso de mantener las formas. Y todavía no sabemos lo que hará el Partido Socialista. No sería descabellado pensar que, en esta primera votación, voten a favor porque lo único que está en juego es la admisión a trámite de la modificación de las leyes. De esta forma, ganarían tiempo de cara a la negociación de los Presupuestos y siempre tendrán la posibilidad de votar en contra del blindaje en la siguiente votación, que es la que realmente vale. El tiempo dirá.