Participación 2.0: de lo pequeño a lo global

Zarautzen galdetzea libre.
Las grandes palabras se hacen tangibles en lo pequeño. En la pequeñez de los detalles cotidianos en la vida, y en la pequeñez de la gestión del día a día en política. Tal es el caso de la participación ciudadana. Recientemente, el Ayuntamiento de Zarautz, planteó en la comisión de Urbanismo la posibilidad de cambiar el tráfico en una de las calles más importantes del pueblo, estableciendo sentido único y ganando así espacio para 160 plazas de aparcamiento.

Debatiendo sobre las repercusiones de dicha medida, los concejales del PNV pensamos que sería conveniente pulsar la opinión de los principales afectados, los vecinos de la citada calle, antes de decidir cuál sería nuestro voto en la comisión en la que se dará o no luz verde a la propuesta. Redactamos una carta solicitando conocer su punto de vista, y aprovechamos un domingo para repartirla portal por portal. Para recibir los comentarios, en la carta facilitamos la dirección de nuestro despacho, un correo electrónico, y un enlace de internet a través del cual se podía consultar el plano al detalle de cómo quedaría la calle con el cambio –orientación del tráfico, espacio, número de plazas…-.

Las respuestas recibidas nos han servido para confirmar que muchos ciudadanos desean intervenir en la gestión pública dando sus opiniones. No sólo eso, sino que agradecen enormemente cualquier posibilidad de que su voz sea tenida en cuenta en los asuntos que les afectan. Una misma realidad en apariencia simple puede tener infinidad de vertientes, y las percepciones de los vecinos nos han ayudado a reparar en cuestiones que nos habían pasado inadvertidas por completo en las conversaciones que habíamos mantenido en los concejales sobre este tema.

 

A estas alturas del baile, a los políticos no nos debería sorprender que la participación ciudadana enriquezca el debate, pero reconozco que no esperaba que una simple carta tuviera efectos tan positivos. Asimismo, esta pequeña acción comunicativa que acabo de exponer, que combina recetas tradicionales como el buzoneo con el empleo de nuevas tecnologías, y que de por sí no tiene nada de rompedora, sirve sin embargo para vislumbrar las enormes posibilidades que la participación 2.0 ofrece en el camino de conseguir una gestión pública más transparente, eficiente y participativa.

 

La posibilidad que gran parte de los ciudadanos tiene hoy en día de emitir y recibir información  al instante no puede ser desdeñada. Facilita la participación política, un acceso directo y fácil a la información política, elimina las barreras de tiempo y espacio, aumenta la transparencia y abre un canal de comunicación bidireccional e interactiva entre ciudadanía y representantes políticos. Reduce además el costo de la participación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que abrir más canales de participación no conlleva necesariamente más participación, así como más información no supone mejor información. Por otro lado, no todo el mundo tiene el mismo acceso a internet ni la misma habilidad en el manejo de sus herramientas.

 

Hasta conseguir un mayor uso de estas tecnologías por la mayoría de la sociedad, los espacios deliberativos on-line deben ser considerado como un complemento a los canales habituales hasta ahora –de ahí el ejemplo que con el que inicio este artículo-, como los presenciales. Asimismo, hay que continuar motivando y concienciando a la ciudadanía para que se implique en la gestión pública, ya que hasta el momento hay pocos datos que reconozcan que las personas que antes no participaban empiezan a hacerlo en estos espacios. De cualquier modo, se trata de un fenómeno en continua pujanza debido a la progresiva incorporación de más personas al uso de las nuevas tecnologías y de las aplicaciones 2.0. Tal es el caso de los jóvenes y las distintas redes sociales.

Gipuzkoa, su Institución Foral y los cargos políticos que la representan no pueden ser ajenos a la realidad que nos rodea y deben asumir con ilusión el desafío con un esfuerzo continuado de innovación y aprendizaje que dote de valor añadido a nuestra gestión pública, para ser más permeables al sentir de la sociedad y más próximos a nuestros y nuestras conciudadanas. Me consta que la anterior Diputación hizo un gran esfuerzo para crear plataformas de participación 2.0. Corresponde a Bildu seguir desarrollando esa tarea, para lo cual deberá superar esquemas asamblearios y caducos en los con frecuencia confunde institución con partido, desvirtuando el sentido de la participación y la exigencia de pluralidad.

Las administraciones no solo tienen la oportunidad, sino también la obligación de explorar el uso de estas tecnologías, porque es positivo que haya más participantes, nuevos participantes, nuevas formas de participación y más contribuciones. Igualmente, deberán luchar contra la tentación de utilizar estos medios como meros mecanismos de propaganda política, con el único fin de difundir una imagen interesada de sus representantes. Todo ello, sin perder de vista que las tecnologías por si mismas no son lo más importante. Lo que importa es el potencial de estas para mejorar el servicio al ciudadano. Empezando por lo más pequeño.

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