Seguridad frente a incertidumbre

El Diario Vasco. 2016-12-31. Tribunas. Artículo de opinión.

Cumplidos 80 años de la formación del primer Gobierno Vasco, liderado por el Lehendakari Agirre, cabe establecer cierto paralelismo con el momento actual. Es evidente que aquella situación, con un país azotado por la guerra y la escasez, dista mucho en urgencia y dramatismo de la que vivimos ahora, pero en ambos casos la sociedad comparte un mismo sentir: la incertidumbre. Incertidumbre en un contexto global, en lo político, en lo social y lo económico. La crisis económica, el problema de los refugiados, el aumento de la desigualdad, el triunfo de Donald Trump en EEUU… son diferentes síntomas de una inestabilidad que provoca una enorme inquietud en la ciudadanía, a la que Europa no es, ni mucho menos, ajena.

Es más, podría decirse que nuestro continente está en el ojo del huracán; así lo atestiguan el Brexit, y el auge de movimientos políticos populistas de distinto signo, especialmente los de ultraderecha, que en lugar aportar soluciones basadas en el respeto a los derechos humanos y la solidaridad, se alimentan y fomentan, en un funesto círculo vicioso, del miedo y el resentimiento que afloran en épocas de crisis. Ni siquiera las democracias más consolidadas, aquellas que han hecho gala de los principios democráticos resistiendo a los embates del totalitarismo, han escapado a esta tendencia, que podría verse aún más agravada en función de las citas electorales de 2017 en Francia, Alemania, u Holanda.

Euskadi y Gipuzkoa observan con preocupación este escenario. Es cierto que los partidos xenófobos brillan por su ausencia, pero también que la ciudadanía ve con mucha preocupación su futuro y el de los suyos. Las encuestas realizadas por distintas instituciones, incluidas las publicadas recientemente por la Diputación Foral de Gipuzkoa, arrojan una fotografía marcada por la incertidumbre, especialmente ante la situación económica, y el escepticismo ante los visos de recuperación económica. En un plano más profundo, podríamos hablar de la inquietud provocada por una sociedad cada vez más compleja, individualista, en la que cambian las formas de relacionarse, de trabajar, y se debilitan los referentes culturales, sociales, laborales e ideológicos tradicionales.

La inseguridad puede acarrear consecuencias muy negativas; nos debilita como sociedad; dificulta el compromiso de las personas y las organizaciones; erosiona vínculos favoreciendo el sálvese quien pueda, provoca inacción, y debilita la ilusión y la energía para avanzar. En el plano político, genera un caldo de cultivo propicio para planteamientos políticos demagógicos, las falsas promesas, los órdagos y el enfrentamiento. Atenta directamente contra las virtudes que han hecho de Gipuzkoa un territorio competitivo y socialmente equilibrado, a saber: la colaboración, la humildad y el trabajo. Por eso, la Diputación ha tenido claro desde un primer momento que la gestión de la incertidumbre debe estar en el primer plano de la agenda política, y que la única forma de darle respuesta es, precisamente, fortalecer nuestras señas de identidad, afirmarnos en lo mejor que tenemos.

Esta es, sin lugar a dudas, la mejor aportación que podemos realizar a la ciudadanía del Territorio en un contexto de crisis: darle seguridad, estabilidad, y soluciones a través del compromiso incuestionable y firme con la promoción de la actividad económica y el mantenimiento de nuestro sistema de protección social, es decir, con las prioridades que nos han expresado, claramente, en repetidas ocasiones. Volvemos al Lehendakari Agirre: «No se puedo concebir justa la sociedad que no puede garantizar el trabajo del hombre honesto que quiere cubrir sus necesidades con su cooperación y su esfuerzo persona”. Los dos raíles sobre los que Gipuzkoa desea encarrilar su futuro: promover la actividad económica y el empleo de calidad, como cimiento de un sistema de justicia social que no deje a nadie atrás.

El presupuesto aprobado recientemente por las Juntas Generales constituye una buena muestra de esta respuesta institucional a la incertidumbre, en una triple vertiente temporal: pasado, presente y futuro. Pasado, porque se han activado los proyectos bloqueados pasando de una etapa de enfrentamiento e improvisación, a otra de soluciones y planificación –incineradora, Deskarga…-. Presente, con el Plan de Reactivación Económica y casi la mitad del presupuesto destinado a política social. Y futuro, de la mano de Etorkizuna Eraikiz, con el que estamos afianzando una dinámica de trabajo compartido con la sociedad civil de Gipuzkoa: porque mirar adelante es hacer una lista de cómo nos gustaría ser, vivir, relacionarnos, y poner los medios para conseguirlo.

En un entorno creciente de postverdad, acentuado por la incertidumbre, frente a las consignas huecas, las respuestas difusas, los populismos, la palabrería y los castillos en el aire, queremos ofrecer verdad: unos presupuestos realistas, anclados en hechos, porque reales y de verdad son también las necesidades y problemas de la sociedad guipuzcoana. Es el momento de las medidas concretas, de dar respuestas con nombre y apellido, de poner cara y ojos a los presupuestos, y a los asuntos que de verdad importan. Conectar con la ciudadanía va mucho más allá de rascar unos cuantos “me gusta” en nuestra cuenta del facebook. Ante la indefinición, debemos ser capaces de pasar de lo abstracto, de las grandes cifras, a lo concreto, como forma de acercar la política y hacerla accesible.

En 2017 profundizaremos en este ejercicio, que ya emprendimos con el proceso de Presupuestos Abiertos, porque responder a la incertidumbre es también hablar de lo tangible, de las cosas que pese a parecer pequeñas son las que cambian la vida diaria de la gente: la posibilidad de practicar distintos deportes para nuestros hijos/as, la asociación que gestiona los eventos del barrio, las obras para acondicionar la casa de nuestros mayores, la persona que monta su negocio… ejemplos que forman parte también de los presupuestos. Hoy más que nunca, en una coyuntura de inestabilidad, una Europa mejor comienza por un territorio, una ciudad, un vecindario, un hogar y una persona mejor. Y nuestro deseo para el nuevo año es que los guipuzcoanos y guipuzcoanas sientan que, aunque somos pequeños y tenemos dificultades, en Gipuzkoa lo mejor está por llegar.

Urte berri on!

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